Era cuestión de tiempo que alguno de los chef más mediáticos de nuestro país acabaran desembarcando en la isla, atraídos por el aroma dulzón del dinero que derrochan nuestros turistas millonarios en ‘beach club’ y discotecas. Hasta ahora, esta caterva de huéspedes pudientes quemaba billetes a la velocidad del rayo adquiriendo botellas de champán, alquilando lanchas lujosas o pernoctando en las mejores villas. Sin embargo, gastar al mismo ritmo comiendo constituía un reto más dificultoso, incluso aunque fuera a base de langosta, ‘espardenyes’ y gamba roja, los productos vip de esta tierra desde un punto de vista gastronómico.
El primer chef en aterrizar ha sido el madrileño Paco Roncero, que tiene dos estrellas Michelín en su famosa Terraza del Casino. En Eivissa abre ‘Sublimotion’, un espacio de degustación sensorial en el nuevo Hard Rock Hotel de Platja d’en Bossa. Este alojamiento, nada más arrancar, ya reúne todas las papeletas para convertirse en uno de los principales templos de ocio para nuevos ricos y el restaurante de Roncero, con el menú degustación más caro del mundo, constituye uno de sus más sólidos argumentos.
Roncero cobra 1.650 euros por cubierto. A cambio, ofrece una selección de 20 platos, donde todos los sentidos entran en juego. El espacio, enorme, está formado por una mesa central para doce comensales, envueltos en una pantalla circular de 4 metros de altura, donde se proyectan imágenes relacionadas con la experiencia gastronómica.
En 2011, un par de meses antes de echar el cierre, un grupo de amigos tuvimos el privilegio de cenar en el restaurante El Bulli de Ferran Adrià. La experiencia fue espectacular, incluso para los más escépticos; mucho más que una comida. Disfrutar de una selección de 45 platos en el mejor restaurante del mundo salía entonces por 270 euros/comensal. Roncero multiplica por seis la tarifa de El Bulli y, aunque no cabe duda de que su oferta gastronómica será de altísimo nivel, parece claro que ‘Sublimotion’, parafernalia tecnológica incluida, es esencialmente una zanahoria destinada a tentar los bolsillos de esta horda de millonarios de gatillo fácil que nos frecuentan.
El precio, mientras haya gente dispuesta a pagarlo, no puede calificarse de disparatado. Sin embargo, es probable que ‘Sublimotion’ pase a la historia por ser el primer negocio de restauración realmente inaccesible para los ibicencos; al menos en su inmensa mayoría. Tendremos que conformarnos con la sucursal ibicenca de ‘Estado Puro’, el local de tapas de vanguardia que el chef también planea abrir en la isla.
Esta última idea es parecida a la que ha tenido Sergi Arola, al traer una réplica de su local de tapeo ‘Vi Cool’, que estrena en el hotel Aguas de Ibiza de Santa Eulària. Los precios de Arola sí son más populares, aunque su oferta no difiere en nada de la que tiene en Madrid. Que los mejores cocineros españoles, situados a la cabeza de la vanguardia internacional, se instalen en Ibiza constituye una gran noticia. Contribuye a que nuestro destino se asocie con mayor fuerza a la alta gastronomía. Pero llama la atención que, al menos por los detalles que han trascendido de su oferta gastronómica, el producto pitiuso pase absolutamente desapercibido y no haya un solo guiño al recetario de la isla.
Ambos cocineros tienen reconocimiento Michelín, pero sus estrellas se han quedado en Madrid. Veremos quién es el primero que consigue la primera para la isla, aunque lo deseable es que fuera a base de toques ibicencos, tanto en las recetas como incorporando el exquisito producto que sale de nuestro campo y de nuestra mar.
Artículo publicado en el diario Última Hora Ibiza