Estos días festivos, una anciana de Sant Josep ha permanecido hospitalizada en Can Misses aquejada de una seria dolencia cardíaca. Debido a la falta de espacio, su camilla fue aparcada en el pasillo de maternidad. Imaginen el contraste entre su sufrimiento y las familias felices que acudían a visitar a los recién nacidos. Los colapsos en urgencias también son el pan nuestro de cada día y ya nos hemos acostumbrado a ver el corredor numerado como si fueran habitaciones. Y qué decir de las personas que pasan meses esperando a que les reciba un especialista determinado o a acceder a ese quirófano que puede devolverles un poco de normalidad a su vida. El hospital se encuentra al bordo del colapso, pese mantener una planta vacía por falta de recursos y personal.
El equipo de Can Misses, me consta, hace esfuerzos sobrehumanos para atender a todos los pacientes con la máxima profesionalidad y evitar el más leve derroche de material. Pese a ello, al lado del viejo hospital, se yergue un nuevo edificio colosal e inacabado, que requerirá toneladas de medios técnicos y un equipo más numeroso. ¿Nuestros gobernantes han planificado correctamente su desarrollo? Si el nuevo centro no va acompañado de medios adecuados, acabará funcionando aún con más plantas fantasma que el actual. ¿Cómo es posible que se haya invertido tanto en construir y sin embargo el viejo hospital, más pequeño, aloje enfermos en los pasillos por falta de recursos?
La mayor parte de la ciudadanía pitiusa hemos apoyado también la llegada de la radioterapia a Eivissa. Sin embargo, con esta situación límite de recortes, ¿irá acompañada de un radiólogo experimentado que no achicharre a los pacientes? Se trata de un trabajo muy delicado que requiere alta cualificación y experiencia.
También he leído en este periódico las reivindicaciones del delegado episcopal de Cáritas, Miguel Ángel Sánchez, a tenor de los penosos sucesos ocurridos estas fiestas: un homicidio durante una discusión entre indigentes en Ses Feixes, el fallecimiento de otro y cuatro intentos de suicidio, dos de ellos exitosos. Todas estas personas recibían ayuda de Cáritas y Sánchez subraya que Eivissa, por increíble que parezca, sigue sin disponer de un centro para tratar a las personas con problemas psíquicos. No hay donde llevarlos.
Siguiendo con la cadena de despropósitos, observamos cómo las entidades sin ánimo de lucro que realizan esta labor de atención, que debería corresponder a las instituciones públicas, viven ahogadas o incluso mueren por los drásticos recortes en las ayudas públicas que reciben para desempeñar su labor.
El delegado de Cáritas, muy probablemente, recibirá la callada por respuesta por parte de nuestros gobernantes, al igual que los ciudadanos que padecen mala salud y reciben una atención deficiente por falta de medios, impropia de una isla que es abanderada del lujo y la calidad de vida.
La situación económica obliga a recortar, pero la tijera no puede aplicarse en empeorar el sufrimiento de los enfermos. Esta falta de conciencia, compromiso y humanidad por parte de quienes nos gobiernan separa cada vez más a los ciudadanos de las instituciones. La Eivissa pública no puede seguir invirtiendo en fiestas, festivales, campañas y programas de televisión mientras los enfermos son atendidos de forma tan penosa.
Artículo publicado en el diario Última Hora Ibiza
Las obras dan comisiones… Los medicos y enfermeros, no… Salt per tothom