Las noticias relacionadas con el robo de un millón de euros en la sede de Empresas Matutes hace que los pitiusos anden estos días devorando la prensa. El suceso, en realidad, parece más propio de una de esas comedias de Woody Allen en las que el destino se empeña en cobrar peaje a todos los implicados; en este caso, ladrones, víctimas y policías. Su imagen ha salido mal parada por triplicado.
De un tiempo a esta parte, se dice que en Eivissa se ha asentado una legión de delincuentes de talla internacional, que se dedica a adquirir propiedades inmobiliarias de lujo y a batir récords de consumo en las zonas vip de las discotecas. También ellos, por cierto, deben formar parte de ese turismo considerado “de calidad” en estudios y estadísticas. Su presencia, no obstante, no deja de resultar inquietante.
Por eso, lo primero que sorprende de este robo en las oficinas del grupo Matutes en la Avinguda de Bartolomé Roselló es que la autoría no resida en una banda de butroneros profesionales de algún país del Este, sino en quien debe protegernos de ellos: un policía nacional. El sospechoso ha confesado su autoría y otro agente ha sido detenido por enterrar el botín en el jardín. Ambos, además, habían trabajado para Empresas Matutes. Uno como vigilante de seguridad y otro como guardaespaldas del patriarca de la familia.
La imagen de la Policía ha sido la primera en salir trastabillada, pese a haber hecho su trabajo de forma diligente, con prontas detenciones y la recuperación de hasta el último céntimo. Sin embargo, si uno ya no puede fiarse del policía que te cubre la espalda, mal andamos.
El ladrón, por su parte, ha culminado una chapuza de golpe. Logró acceder a la caja fuerte de las oficinas y apropiarse de una cantidad muy importante sin que sonaran las alarmas. Pero habrá que estar atentos a descubrir qué error cometió para que sus colegas tardaran tan poco en atar cabos.
La credibilidad de Empresas Matutes también ha perdido enteros. Primero porque cuando se escucha hablar de policías pluriempleados en Eivissa, uno se los imagina de taxistas o porteros de discoteca. No en la plantilla de una compañía que en entrevistas y documentales se presenta como la abanderada de la innovación empresarial pitiusa. Resulta poco edificante, ya que el reglamento policial lo prohíbe expresamente.
También inquieta la poca efectividad del sistema de seguridad de una empresa que almacena semejantes cantidades de efectivo. Por no hablar del hecho de que una entidad moderna necesite acumular tantos billetes para cerrar la temporada y pagar a sus proveedores, cuando las herramientas bancarias modernas facilitan todo tipo de transacciones ‘online’ sencillamente pulsando unas teclas y sin correr riesgo alguno. Además, seguro que algún inspector de Hacienda mal pensado ya ha tomado nota.
Al final, los únicos que han salido bien parados de esta historia son los gestores de la Fundación de Huérfanos del Cuerpo Nacional de Policía, que ha recibido 100.000 euros del grupo Matutes, en agradecimiento por la recuperación del dinero. Un donativo tan suculento como inesperado.
Artículo publicado en el diario Última Hora Ibiza
Quina sorpresa ! Molt content que tornis a escriure a un medi eivissenc.
Encara record les teves cròniques al DI com antològiques.
I el llibre dels «5 sentits» va ser tot un hit.
Salut i a escriure molt !
(Si tens curiositat, jo també escric sobre temes d’Eivissa al diari digital El Periscopi, cada dimarts.)
Hola Arnau. Encara no tinc controlat el seguiment dels comentaris… Ho he llegit ara mateix. Moltes gràcies per el que hem dius. Et seguiré a El Periscopi. Salut!