Nos ha quedado claro, Sr. Bauzá. Fue el ex presidente Zapatero quien le tendió la mano al diablo y el Sr. Antich restó trascendencia al disparatado proyecto de taladrar nuestras costas en busca de petróleo. Nos hemos enterado con claridad meridiana.

Pero ahora toca arremangarse, Sr. Bauzá. Es lo que tiene ser gobernante; que los asuntos se heredan y hay que afrontarlos. Al igual que, a principio de mandato, los políticos se hacen fotos inaugurando obras finiquitadas por sus predecesores sin ruborizarse, también deben lidiar con los avisperos que aguardan en los cajones del escritorio de mando.

Nos satisface que venga a Eivissa con su jersey azul, que predique su oposición a coexistir con una industria petrolera que pondría en peligro el ecosistema marino y la industria turística y que amenace con demandar a quien haga falta. Aún así, no crea que nos ha pasado desapercibido que la rotundidad de su postura ha ido ‘in crescendo’ en paralelo a la magnitud de la protesta ciudadana. Hasta ahora le hemos visto hacer lo justo; lo mínimo imprescindible ante el clamor popular. Cualquier implicación inferior habría constituido un suicidio político, como sus numerosos asesores ya se habrán ocupado de calibrar.

Los gobernantes pitiusos han acompañado a la sociedad en contra de esta pesadilla. Han llamado a las puertas de los ministerios, se ha dado la voz de alarma en Europa y ahora poco pueden hacer, salvo esperar a que alguien mueva ficha desde Madrid. Y las cosas no pintan bien…

Pero usted, Sr. Bauzá es el presidente de esta comunidad y tiene capacidad, infraestructura y posición para hacer más ruido. Recientemente hemos escuchado puñetazos sobre la mesa infinitamente más ruidosos que sus susurros entre bambalinas en el Congreso del PP de Valladolid. Nos llegan ecos de cabreos monumentales por parte de presidentes autonómicos de su mismo partido, desde Extremadura, Galicia, Madrid o Valencia, relacionados con polémicas de menor calado social.

También hemos visto al Gobierno central arriesgarse a proyectar leyes de dudosa constitucionalidad, como la de Seguridad Ciudadana, o tan polémicas como la del aborto. Cuando interesa, se remueve Roma con Santiago y sobre las prospecciones petrolíferas, no nos engañemos, agua calma en Madrid.

El propietario de la cartera de Energía se refiere a las prospecciones como a un elixir de la eterna juventud para la balanza de pagos y, además, parece haber convencido a Rajoy. Pero usted, en cuanto entra en contacto con Madrid, nos transmite impresiones contradictorias con esos mensajes, que únicamente aportan más desconfianza.

Pida cita en Moncloa, Sr. Bauzá. Déjese de actores secundarios. Vaya a ver al presidente del Gobierno, cuéntele nuestra versión y golpee donde más duele. Hable de la marea azul que inunda las calles y subraye que, a unos meses de las europeas, el 61% de los votantes de Eivissa, más de los que se acercaron a las urnas la última vez, se han tomado la molestia de presentar alegaciones. Recuérdele que bastaría con que Medio Ambiente cumpliera con su obligación para paralizar el desatino. Y llévese a algún representante de la sociedad civil vinculado a la Alianza Mar Blava, que de fe de la reunión y de su proceder. Nos pide a diario que nos acordemos del precursor del disparate, pero no dude que tampoco olvidaremos a quien no puso toda la carne en el asador para corregirlo.

Artículo publicado en el diario Última Hora Ibiza