Tenía la esperanza de que todo fuera un farol y se alcanzara un pacto de última hora, pero al final se han impuesto la sinrazón y el despropósito. Los autobuses han vuelto a colapsar las calles de la ciudad en plena campaña navideña y una infraestructura nueva, perfectamente acondicionada, ha quedado desierta. ¿De quién creen nuestros gobernantes que nos acordamos estos días, al circular por Eivissa capital y observar el monumental lío de los autobuses otra vez?

Hemos retrocedido en el tiempo, con un disparate añadido: los autobuses no podrán estacionar; sólo cargar y descargar usuarios. Es decir, no podrán llegar con antelación a sus paradas o deberán salir antes de tiempo incumpliendo los horarios. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Harán una paradita antes de entrar en la ciudad, cargados de pasajeros? Que los autobuses estén 30 segundos o cinco minutos en la parada es algo superfluo. Lo que genera molestias es tener que esperar a la intemperie y que el tráfico de autobuses vuelva a colapsar las principales avenidas.

Para mayor recochineo, ahora tenemos que escuchar al vicepresidente del Consell, Mariano Juan –porque Vicent Serra ya no habla de esta historia–, que su intención es que se solucione el problema de las tarifas y los autobuses vuelvan al Cetis. Han querido echar un pulso, lo han ganado y ahora descubren el efecto boomerang. Los ciudadanos toleramos muchas cosas, pero mojarnos bajo la lluvia o sufrir atascos de tráfico por incompetencia política no figura entre ellas. Nos pone de mal humor y nos hace mentar a las madres.

En su momento, tuvimos al presidente del Consell calificando de “indigna” la estación, pero ahora el vice ya sólo alude a la cuestión de las tarifas: las que deben abonar los transportistas por el uso de la infraestructura. Es sorprendente ver a una institución pública pitiusa realizar una defensa tan acérrima de los intereses de los empresarios del transporte. En cualquier caso, del calificativo “indigno” usado por Serra ya no quiere acordarse ni el propio Serra.

Luego tenemos a un Ayuntamiento que, desde el principio, ha visto la salida del Cetis como un disparate y, sin embargo, no ha tenido el coraje suficiente para impedir que los autobuses tomen de nuevo la calle, haciendo de Eivissa una ciudad mucho más agresiva.

Tampoco puede eludirse la responsabilidad que pueda tener el equipo de gobierno anterior, por impulsar una solución de gestión que ha derivado en un problema catastrófico y que, como tantas otras cosas en Eivissa, no contó con el mínimo consenso.

Y no hablemos de la pantomima de las firmas recogidas por los transportistas, que obligaron a sus conductores a solicitar rúbricas entre el pasaje, con una pregunta trampa que cantaba la traviata. Puro esperpento y mucha cara dura.

Con esta polémica, nuestros políticos han quedado como una cuadrilla de incapaces que no saben negociar ni resolver problemas. Como Pilar Costa y Pere Palau, Serra ya tiene su parque natural de Cala d’Hort y su red de autovías; un talón de Aquiles llamado Cetis que puede acabar costándole más caro de lo que imagina. Me había propuesto no volver a escribir sobre este asunto, pero ha sido imposible. Felices fiestas para todos y que el 2014 venga acompañado de algo más de coherencia.

Artículo publicado en el diario Última Hora Ibiza 

4 Responses to “El efecto ‘boomerang’”

  1. Siento decirte amigo Xescu, que no tienes ni puta idea del tema CETIS, ya que las empresas transportistas no tenemos que pagasr ni un solo céntimo de las tarifas y que a quien afecta es a los usuarios o a la Administración (es decir todos los ciudadanos, los que utilizan el transporte público y los que no, y a todas luces (quien las tenga) se puede observar que esto es una estafa y que algunos estariais dispuestos a asumir con gusto, desde luego tu como asesor no tienes precio.

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    • Obviamente no voy a responderle en el mismo tono que usted emplea, que por cierto es bastante parecido al que utilizan sus representantes empresariales en las reuniones sobre el CETIS, según me han informado. Simplemente reiterarme en mis argumentos. Independientemente de los cambios en las tarifas, que pueden ser un disparate y deberían de solucionar las instituciones, lo que no tiene sentido es que en esta isla, que no hay un duro para nada, haya una estación construida y no se use. Y la estación tendrá defectos, pero yo he visto entrar y salir docenas de autobuses sin contratiempos.

      Un saludo.

      Xescu Prats

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  2. Hay que investigar mucho sobre este tema.

    Como usuario del bus, solamente puedo decir que me alegro, igual que muchos otros usuarios, y sobre todo todos los conductores.

    He cogido el bus en multitud de sitios y siempre ha sido en superficie y en calles o plazas. No sé a que viene que ahora todo el mundo tuviera que ir ahí abajo para coger el bus. ¡Incluso parece ser que querían que el discobus saliera de ahí dentro!

    Desde la puesta en marcha del Cetis, los billetes había subido mucho y mucha gente mayor ya no tenía paradas cerca de su casa para ir, por ejemplo, al hospital. La consecuencia ha sido una bajada considerable del número de viajeros, que hizo que se estuvieran a punto de eliminar líneas y muchos puestos de trabajo.

    Y no entro en el diseño de la estación, que voces más autorizadas ya ha calificado de buñuelo.

    Cada uno tiene sus intereses, los del Cetis por supuesto son respetables como empresa. Los del Ayuntamiento de Ibiza también. Pero el Consell debe proteger los derechos de todos los ibicencos y un sector tan importante para mucha gente como el del transporte público. Y ese no era el camino.

    ¿De verdad cree usted que este asunto vendrá a ser lo que el campo de golf de Cala d’Hort o la autopistas en pasadas legislaturas? No creo que hable en serio, porque si lo hace demuestra que no ha pulsada demasiado la opinión de la calle ni de los usuarios del bus. De momento no veo demasiadas manifestaciones en este sentido.

    Bones festes.

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    • Hola Pep:

      Obviamente, lo que publico es lo que creo y pienso que en este caso a muchos políticos se les a visto el plumero y mucha gente de la calle así me lo han transmitido. No cometa usted el mismo error del que me acusa a mí, que es considerar como universal el pensamiento propio. Puede que la estación tenga fallos, pero yo he visto entrar y salir los autobuses sin problemas y sin necesidad de maniobras complicadas. Si se hiciese ahora, podrían corregirse muchos errores, pero lo que es inaudito es que teniendo una infraestructura ya creada, se vuelva a las paradas a la intemperie. Es como retroceder en el tiempo. Tal vez algunos usuarios lo prefieran, pero hay que casar el interés de todos y la ciudad está mejor sin tanto tránsito y con una referencia única para los turistas, en lugar de andar descifrando paradas.
      Otra cuestión son los precios abusivos, que desde luego me parece lamentable. Nuestras instituciones deberían haberlo previsto antes de hacer una obra nueva y resuelto una vez detectado el asunto. Pero insisto, ver esta defensa acérrima de algunos políticos a los intereses particulares de los empresarios me deja boquiabierto, ya que está descompensada con respecto a otras cosas. Pero, sobre todo, lo que me parece descabellado es construir una estación y luego abandonarla, como si aquí sobrase el dinero. Me pregunto si usted tiene alguna relación con los interesados, aunque seguro que si es así no va a confesarlo. En cualquier caso, gracias por compartir su opinión y feliz 2014.
      Xescu Prats

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